Desde la década del 70, cuando Kahnemann y Tversky publicaron su primer trabajo sobre la “heurística” del conocimiento los economistas conductuales empezaron a hacer ruido. Pero esta disciplina era vilipendiada: los economistas del comportamiento no eran trendy ni sexies. Al fin hubo revancha. La década pasada ha sido la del triunfo de la economía conductual.
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